Todos los dioses del inframundo metalero, han proclamado su nueva religión e iniciado su propia cruzada para descabezar herejes e imponer su ley bajo el filo de las guitarras y el poder de la batería. La nueva propuesta de creencia nos llega desde Alemania, país con tradición guerrera y sangre imbatible. Pero lo sorprendente es que no viene de una banda como Helloween o Blind Guardian, sino de la banda de power-metal que tomó el catecismo en la Iglesia del Sacerdote Judas. Primal Fear, quinteto teutón que durante años no sólo izó y ondeó el estandarte como defensores de la fe, sino que se lo arreabataron de las manos al mismísimo Priest cuando era comandado por Owens, ha ido modificando su tortura sonora.
Del implacable, corrosivo y humeante Nuclear Fire (2001) donde la única forma de salvación de su abominable pesadez y metalera obsesión era cercenarse las orejas con el mismo CD y metérselas en los conductos auditivos para dejar de escuchar, Ralph Scheepers (ex-GammaRay) y legión teutónica han avanzado de manera gradual, a veces errando, pero en la mayoría de las ocasiones, conquistando terrenos interesantes en el campo de batalla del metal. Ya desde el apocalíptico Seven Seals de 2005, había tendencia por temas más largos, pasajes orquestales construídos desde los teclados y sobre todo, ataques más estudiados, pero igual de letales.
Pero que no se logró en Seven Seals, se alcanza con creces en la décima entrega. New Religion, con su portada que nos recuerda la herencia teutona de la banda, los Fear finalmente encuentran la fórmula que los separa de su pasado Priest para encontrar un sonido propio. Sin dejar de lado el ataque abominable del tandem de lireros y los mazasos al cerebelo que receta Randy Black con el doble bombo, encontramos un disco balanceado, con un hilo conceptual (temático y sonoro) donde conviven el ángel y el demonio, la caricia y el látigazo, la expiación y la condenación. Sin preguntas, sin concesiones, el álbum nos quiebra el espinazo con el primer track (Sign of fear) donde dan ganas de pedir perdón al creador y suicidarse ante la brutalidad de la ejecución. Pero el verdadero valor de New Religion, inicia en el track dos. Una historia concatenada musical y líricamente sobre la búsqueda de la redención de los pecados interiores. Scheepers aparece encarnando a un miserable ser que batalla desde afuera para liberarse de la opresión interna de sus faltas. Face the emptiness es la introducción a una vida y a un mundo interior vacío. De ahí y durante los siguientes 20 minutos, se discurre una historia donde rolas a medio tiempo y con melodías pegajosas pero hirientes nos cuentan cómo el personaje lucha contra la oscuridad interior. Every time it rains encontramos la voz de Simone, de Épica, que le da el toque celestial a la endemoniada voz de Ralph, mientras arreglos de violines y acordes de poder crean momentos de headbanging pero con esencia. La lírica es una súplica a dueto: "Cada vez que hablan los ángeles, no puedo evitar seguir cayendo". Seguida de la pesadísima New Religion, donde un parece que un ángel caído canta desde el vientre "Sálvame de mi mismo, llévate el dolor" con un coro que nos invita a seguirlo hasta el fin del mundo. La obra continua con Fighting the Darkness en tres actos, como si se tratara del descenso al infierno y el ascenco al cielo en La Divina Comedia.
A partir de Blood on your hands, New Religion se transforma en una colección de temas pesados, con toques orquestales, pero con un muy agradable giro melódico aquí y allá.
En total 13 tracks de excelente manufactura metalera de una banda que no se ha quedado en la edad de las cavernas del heavy, ni siendo una excelente copia del Priest. Primal Fear sin duda encabeza la lista del power metal teutón con esta entrega muy lograda, metalera pero con consistencia y con pasajes tan variados que jamás te aburrirás de ponerlo en el CD player.
Calificación: 4.5 aves de fuego