viernes, 10 de agosto de 2007

Nocturnal Rites


The 8th sin

Nocturnal Rites


En el cosmos del metal sucede lo mismo que en el futbol: hay bandas que juegan y ganan la UEFA Champions League o la Libertadores, o al menos, son históricos en sus países. Pero también hay equipos -y grupos- que se la pasan a media tabla toda su vida, pero que construyen historias y leyendas que sus fanáticos -pocos pero muy fieles- nunca olvidarán. Pero a diferencia del fut, donde casi todas las veces ver a esos equipos de media tabla es aburrido como ver crecer el pasto, en el metal puede ser sorpresivamente divertido escuchar estas bandas de media tabla. Una de ellas es Nocturnal Rites, quinteto sueco que se alejó del típico Death Metal nórdico para poner sus pesados pies en los terrenos del metal tradicional, muy anclado en la mítica década de los ochenta, donde el Olimpo del metal se llenó de Dioses que aún rigen los destinos de sus millones de fieles fanáticos.

The 8th Sin es la producción 2007 de NR, donde definitivamente ponen su talento y sus muy respetables habilidades musicales en el metal melódico de los ochenta. No escucharan nada de hair metal desquiciado angelino, sino una mezcla atractiva y atrayente de una era que aún sigue fascinando. Y lo que más sigue destacable de esta producción, sigue siendo la extraordinaria voz de Jonny Lindkvist, que de haber nacido en Inglaterra y tener su banda en los ochenta, hubiera hecho palidecer a gente como David Coverdale o Klaus Meine.

Con temas sencillos pero pegajosos como los besos de la amiga de tu novia, The 8th Sin es un álbum que te hará pasar más de 40 minutos haciendo los coros y levantando el puño al aire. Rolas de puro hard rock melódico como Tell me, Not the Only o Never again, tienen suficientes "hooks" de guitarra como para hacer que guardes un rato tus CDs de Def Leppard o The Scorpions. La balada Pain & Pleasure es un paseo majestuoso a través de la casi perfecta voz de Lindkvist.

The 8th Sin es una de esas rarezas de hard rock melódico, que nos hacen recordar los tiempos cuando el hard era el amo y señor. Recomiendo escuchar este album especialmente en el auto, a todo volumen, por supuesto.
Gracias al Checo Cavalera por abrirme los oídos a esta muy buena banda sueca.


Calificación: 3.5 pecados de 5.


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